El Arca de lo Nuevo y lo Antiguo

“El discípulo del Reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo” Mt.13,52.


Recursos digitales para una nueva evangelización

Bloque 6

¡Bienvenidos al sexto bloque!


1º semana: Manuscritos

El pentateuco samaritano

¿Quiénes eran los samaritanos? ¿En qué sentido es su pentateuco diferente? 

¡Ahora a por el test! Puedes responderlo pinchando aquí.


2º semana: Introducción a la Sagrada Escritura

¿Conoces los diferentes libros de la biblia? Hoy te proponemos un repaso breve por cada uno de ellos. Es la guinda antes de comenzar el bloque 7 con el Génesis.
Se incluye una breve repaso histórico con las fechas de cada libro (no se pregunta sobre ello en el test de autoevaluación). 

¡Ahora a por el test! Puedes responderlo pinchando aquí.


3º semana: Historia de la Iglesia

Inicio del Monacato

El monacato surge durante los primeros siglos debido al deseo de llevar una vida de más castidad y pureza espiritual, especialmente tras el fin de las persecuciones. Veamos cómo aparecen las principales manifestaciones monacales: el eremitismo y el cenobitismo. 

Os dejamos como ejemplo de espiritualidad un pasaje de la vida de San Antonio. Narra el momento en que Antonio se encerró en una tumba para orar y los demonios lo atacaron. Al principio mentalmente, y luego lo empezaron a golpear físicamente hasta que destrozaron la tumba entera y Antonio no podía ni levantarse.

El Señor no se olvidó de la lucha de Antonio, sino que estaba cerca para ayudarle. Cuando Antonio miró hacia arriba, vio el techo como si estuviera abierto, y un rayo de luz que descendía hacia él. Los demonios desaparecieron de repente, el dolor de su cuerpo cesó en seguida y el lugar quedó restaurado de nuevo. Una vez que Antonio recuperó el aliento y fue liberado del dolor gracias a la ayuda, suplicó a la visión que se le había aparecido, diciendo: «¿Dónde estabas? ¿Por qué no apareciste al principio para hacer cesar mis dolores?». Una voz le respondió: «Antonio, estaba aquí, pero deseaba ver tu lucha. Por lo tanto, ya que has resistido y no has sucumbido, siempre vendré a socorrerte, y haré que tu nombre sea conocido en todas partes». Al oír esto, Antonio se levantó y oró, y recibió tal fuerza que se sentía más vigoroso que antes. Tenía entonces unos treinta y cinco años.

Como hemos visto, el cenobitismo obtuvo rápidamente un gran número de fieles, especialmente tras el fin de las persecuciones. Al igual que el cenobitismo solventó los escollos que surgieron entre los anacoretas, también el cenobitismo tuvo que lidiar con algunas cuestiones. En el mundo antiguo, el trabajo manual era considerado una actividad inferior y no propio de personas libres. Esto, sumado a las enseñanzas de Jesús sobre la divina providencia (como en el pasaje de los lirios del campo), favoreció un cierto parasitismo social: un vagabundeo de monjes de monasterio en monasterio que minaba las bases de la sociedad romano-cristiana. Un ejemplo de ello son los mesalianos: monjes que rechazaban el trabajo manual. Esta actitud fue criticada por el propio San Pablo ("El que no trabaje, que no coma"), los legisladores imperiales y los legisladores monásticos, los cuales actuaron con firmeza. Dos soluciones a este problema fueron la Regla de San Benito (Ora et labora) de mediados del s. VI y la tradición benedictina de permanecer en un mismo sitio y en torno a un Abad (stabilitas loci).

A pesar de que al principio el monacato no fuera visto con buenos ojos por la vida eclesial debido a su forma radical y la falta de compromiso con el poder imperial, muchos obispos terminaron por ver la necesidad de integración entre ambas ramas. De esta forma, grandes personalidades como Atanasio de Alejandría, Agustín de Hipona o Basilio de cesarea fueron investidos pero cultivaron experiencias de tipo monástico. Fue lo que terminó conociendose por obispos-monjes o aprendizaje monástico, y que dio lugar a convivencias cenobíticas entre sacerdotes o la implantación del celibato entre los obispos.

De esta forma, el monacato contribuyó a mejorar en la vida local, como los parabolani (una corporación de enfermeros en Alejandría), o la mejora agrarias de grandes áreas que favorecieron unos terrenos más fructíferos y fértiles. Los monjes fueron grandes conservadores y transcriptores de manuscritos, tanto de la Biblia como de la cultura en general. Por último, no debemos olvidar las actividades asistenciales y caritativas, como la hospitalidad y la ayuda a pobres y enfermos. Esto último será el germen de los futuros hospitales en la Edad Media. 

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4º semana: Historia de la Real Parroquia Santa María Magdalena

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Eso ha sido todo en el sexto bloque 


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